Uno de los problemas actuales del campo geográfico local radica en la dificultad para integrar los debates sobre la propia disciplina como parte fundamental de la formación profesional. Es notoria la casi ausencia de una visión sobre la tradición disciplinaria, necesaria para involucrar a los profesionales en formación con el objeto de su especialidad, la falta de elementos para saber cómo se conecta “lo que hoy hago yo con lo que antes hicieron otros”, cómo se hacía geografía en el pasado –incluso reciente-, qué hacían los geógrafos de esta misma universidad, en este mismo país, algunas décadas atrás. Se detecta la falta de una memoria institucional universitaria que impide tomar como premisa alguna historia del campo en el que los practicantes del oficio se habían formado y se desempeñaban. Una convicción de la que parte esta investigación es que esa ausencia de memoria institucional no es inocua a las formas de pensarse como profesional en el presente. Entonces, ¿cómo incide nuestra falta de memoria académica en las limitaciones que afrontamos los geógrafos para construir el campo actual de la geografía, y en la posibilidad de tornar significativa la tarea futura?